Creo firmemente que Venezuela renacerá, y siento que yo seré testigo en vida de ello, pero en mi familia tendemos a ser longevos, lo que me lleva a pensar que puede que no sea muy pronto.
Según
mi concepción particular y entendiendo lo que he vivido y lo que he aprendido,
la Venezuela que me vio nacer, murió, ya no existe. Lo que queda, lo que dejen,
será lo que deberemos tomar, para transformarla en una Tierra Prospera y llena
de Bendiciones, ofrecida a Dios como un espacio para la Vida y el Progreso de
la Raza Humana.
Ahora
bien, y alineándome con el sombrío título, el peor escenario que podía suceder,
es que la Comunidad de Naciones y Corporaciones entendiera que era necesario
aceptar abiertamente a Maduro, que ni venezolano es, como representante “legítimo”
de nuestro ex país, para poder tomar parte del saqueo sistemático de Venezuela…
ahí está el meollo.
La
basura que ha dirigido falsamente la oposición (si es que podemos asociarla con
la oposición que nunca han sido), y que se ha lucrado con nuestra desgracia,
gracias a sus contactos internacionales, y a su apetito por la buena vida mal
habida, decidieron aceptar a Maduro como el representante de nuestro ex país,
para así, como lo hicieron con la ayuda humanitaria, lucrarse con el saqueo de
Venezuela. Por eso las “negociaciones” en México con Noruega como
intermediario.
Ante
este escenario, el peor, no nos queda otra que replantearnos de cero la lucha,
estableciendo nuevas estructuras, nuevas alianzas y por encima de todo, una
ruptura frontal con el pasado, con los viejos amigos devenidos en camaradas de
Maduro y con la realpolitik, que no
es más que un vulgar acuerdo de negocios entre bandidos.
Estamos
obligados a estudiar y entender el contexto internacional para así poder ver como
replantear la lucha en Venezuela, aceptando que Venezuela (un ex país) es parte
del botín de algunos consorcios globales que requieren de nuestros recursos,
pero no de nosotros los venezolanos (no es la primera vez que sucede esto con
un país). De hecho, el comunismo es el mejor aliado comercial de estos
consorcios. Destruyen todo y estructura de manera piramidal y tiránica las
comunidades producto de su devastación, denigrando al ser humano y su
individualidad, mientras colectiviza las desgracias, y redistribuye las
riquezas en una nueva élite llena de bandidos.
Debemos
dejar de mirarnos al ombligo, enfocándonos solo en nuestra desgracia, pues eso
es lo que quieren nuestros enemigos. Debemos enfocarnos en el contexto global,
y partiendo de ahí, establecer una estrategia que nos permita recuperar el país
que nos robaron, y el futuro que nos merecemos.
¡EN DIOS CONFÍO!
Alexander Acosta Guerra
Activista Político Venezolano en el Exilio
Barranquilla, 14 de septiembre de 2021, siendo las 07:45
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