El destino ha sido inclemente con nosotros los venezolanos, pero en particular con aquellos que hemos demostrado más amor por estas tierras que por su gente. De los venezolanos se dicen o decimos muchas cosas, demasiadas de ellas ciertas. Si algo de la gente de este país pudo ser rescatado, creo que con una sola Arca como la de Noé hubiese bastado.
Devastado he quedado al ver con una mezcla apermasada de horror y desagrado las imágenes de inmensas colas de hombres vueltos rebaño, harapientos sin conocimiento de causa, desgraciados en triste letania que han convertido su vida en una angustiosa espera, tan dura ella, que la consecución de una simpleza, otrora eso, es hoy premio.
Un sobrevalorado momento en nuestro futuro ha propiciado las más deleznables actitudes en una dirigencia hipócrita e inconsecuente con la realidad. Cientos de nuestros hijos son lanzados a la hoguera de los perseguidos, donde las mayores calamidades son su diario acontecer. Miles huyen con pavor, con su tristeza y sus esperanzas en la misma maleta.
Un rebaño de hambrientas ovejas trasquiladas hace fila esperando sin dignidad un mendrugo previa marca. El Gran Libro habla de la marca de la bestia; ante ella, y ante su calamidad consecuente, solo tu fe y tu dignidad te impedirán perecer ante el espejo de tu conciencia. Millones hacen fila, entregando sus tristes almas al gran corruptor, investido de falso salvador.
La Historia relata momentos con gran parecido, donde demonios investidos de hombre han devastado fronteras inmensas y acabado con millones de sueños y hermosas esperanzas. Hornos fueron encendidos y alimentados con los cuerpos de esos millones. Poco hace de su setenta aniversario. Campos abonados con muerte cuyo objetivo siempre debió ser la Vida.
Imposible ha de ser construir La Salida cuando en la sala de nuestro encuentro todos gritamos al mismo tono diferentes sandeces; Simple es ver la calidad de nuestro enemigo, difícil es poner la razón y corazón en el mismo rumbo, olvidando al YO-YO del espejo y al YO-TERRENO, siempre consecuentes consigo mismo y adoradores del oro y las glorias indebidas.
Más reputación y dignidad hay en la peor de las meretrices que en el mejor de quienes representan al gran traidor y su terrible legado. Tiempo tiene la estéril discusión sobre el día de su partida a la Gehena; que importa cuando Satanás lo recibió, su pútrida alma jamás descansará. Por otro lado, nuestras Almas en medio de este Apocalipsis por su Salvación han de luchar.
Esperar ser salvados por los autores y colaboradores de este horror en que se ha convertido esta Tierra de Gracia es sentarse a esperar el perdón del peor de los criminales, subordinados a nuestro miedo y entregados a falsas esperanzas. Solo tres caminos, entregar nuestras almas, luchar aunque la vida perdamos, o huir buscando tierras y gentes mejores.
Solo venero a Dios y a mi Patria; no hay hombre o dama cuyo talento se equipare; sí lo hubo, pero de otro tiempo. El pueblo al que pertenezco, dejó de ser gente para convertirse en rebaño. Muchos de sus pastores, con meretrices comparten el tributo inmerecido obtenido con la venta de los destinos de miles. Pocos pastores hay que claros estén y dispuestos al sacrificio.
Decenas se pudren en los lodazales de la injusticia terrena, miles han sido marcados. Algunos, ya merecido su espacio en el Arca, siguen luchando con valor e integridad. De los pocos pastores, alguno deberá tomar su callado, e iniciar de nuevo el transitar por el sendero que a los Justos nos llevará directo a la tan merecida LIBERTAD.
QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA.
Alexander Acosta Guerra
29 de enero de 2015, siendo las 04:10 pm
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