Durante
los últimos meses he visto una proliferación de artistas venezolanos, casi
todos operando desde Florida, vendiendo entradas para eventos o inventando
grabaciones de videos con nombre nuevos. Antes se llamaban “Video Clips”, ahora
lo llaman “free cover”.
En
sus actuaciones siempre sonríen, siempre están alegres, siempre gritando la
misma idiotez “somos latinos”, como queriendo recordarlo para no olvidar que
están en tierra de sajones.
Viendo
esos videos, viendo el trabajo que hizo Patricia Poleo al respecto de
algunos de esos artistas que se han dedicado a promover su imagen para lavar
dólares en los Estados Unidos de América, veo, pues es evidente, que hay una
alineación entre esos individuos, sus eventos, y la frase o concepto “En Venezuela las cosas están mejorando”.
Alguien
está manejando algunos hilos del Poder, para vender una imagen de Venezuela que
no es real, y para ello se valen de los artistas, sus sonrisas falsas, sus
rumbas “eternas”, sus entradas en dólares, sus ritmos latinos y la afabilidad
natural de los venezolanos.
Cualquier
extranjero podría preguntarse “¿Cuál es
la crisis que hay en Venezuela que ha propiciado una migración de más de seis millones
de almas?”.
En
un país donde la quinta parte de sus habitantes abandona su territorio sin
ninguna seguridad, dejando sus bienes, sus familias, todo, con una maleta a
cuestas y muchos de ellos caminando, ¿Por qué sus artistas deciden tapar esa realidad?,
en vez de protestar, cuestionar, divulgar
o vender la situación y condición del país y su gente, con crudeza, o concientizar
al colectivo internacional.
Ante
ello, solo se me ocurre un concepto acuñado por Hannah Arendt, la “Banalidad del Mal”; la desgracia de
nuestra crisis requiere de entender la naturaleza de ese Mal, su esencia, sus
derivaciones, sus implicaciones. Eso no se aprende tocando música latina o
bailando salsa. Si alguien sabe bailar salsa son los cubanos, pero los cubanos
que viven en esa isla no saben lo que es la Libertad; y como si fuera poco, sus
captores nos robaron a millones de venezolanos la nuestra, frente a nuestros
ojos y a un muy alto costo.
Cada
vez que veo un video de esos de la “dimensión paralela”, siento que todo mi
esfuerzo en lo personal, y que el sacrificio de millones de venezolanos, no ha
valido nada para ninguno de esos imbéciles. Ellos andan cantando con una
sonrisa por el mundo como si en Venezuela no pasara nada, mientras miles mueren
de hambre; ellos tocan sus timbales, sus cuatros, sus marimbas, sus tambores,
les tocan con alegría al señor del averno.
A
esos artistas, por decencia, lo único que les aplica es un boicot; no ver sus
videos, no replicarlos, no asistir a sus eventos, no cantar su música. Que
sepan que ante su Banalidad Pura, nuestra respuesta es el desprecio.
Mucho
nos falta por aprender, y más por construir, para lograr salir de la Tiranía.
No hay plan, no hay recursos para lo necesario y no existe liderazgo.
¡En Dios Confío!
Alexander Acosta
Guerra
Activista Político venezolano, en el exilio.
Barranquilla, 18 de abril de 2022
Al cambiar la percepción sobre un asunto, se cambia la
forma como se siente y como se atiende, transformando la realidad, en algo
intangible.
Estos artistas
están creando
una dimensión paralela
en la que todos
son felices,
claro, ¡solo en
sus videos!
Activista Político venezolano, en el exilio.
Barranquilla, 18 de abril de 2022
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