EL HAMBRE NO ESPERA.
Los cuatro Jinetes del
Apocalipsis, sentados en el viejo Hotel Humbolt, ven a la Hermosa Caracas
sentada a sus pies, mientras devastan toda su inmensidad. Brindan con Champagne
Francesa ante los favores concedidos por el Tirano de Turno y por sus grandes
aliados.
La Ayuda Humanitaria ofrecida por USAID no aparece por
ningún lado.
El desespero de los venezolanos ya ha llegado a límites
inimaginables.
Trata
de ponerte en los zapatos de cualquier venezolano que no gana lo suficiente ni
para comer, y ahora se ve obligado quedarse en su casa, si es que tiene, encerrado,
sin poder salir a resolver el día a día, pues o te mata el Virus Chino o te
meten preso los esbirros de Maduro.
Sin
agua, sin energía eléctrica, sin gas, sin gasolina, con la casa por cárcel, sin
comida, con el llanto de sus hijos como perenne recordatorio de sus desgracias.
Ante
el clamor salido de los más profundo de su alma, en la forma de un grito de
auxilio, la Tiranía lo amenaza y el gobierno (I)maginario de Juan Guaido le
dice que no hay recursos para poder atender los auxilios necesarios para darle
fin a su desgracia.
Hace varios años
cuando algunos comenzamos
la campaña para solicitar la Ayuda Humanitaria,
nuestras voces fueron despreciadas
y nuestra causa dejada de lado.
la campaña para solicitar la Ayuda Humanitaria,
nuestras voces fueron despreciadas
y nuestra causa dejada de lado.
El
desespero no cesa, el hambre siempre presente, el llanto de los hijos, el
dolor, la amargura, la frustración. No importa si eres doctor, ingeniero,
técnico, policía, soldado, vendedor o buhonero, la desgracia ha tocado a tu puerta
y la sensación de abandono, de desamparo, es una indeseable compañía.
Todas
las familias venezolanas están divididas y dispersas por todo el mundo, el
mismo mundo que hoy ha colapsado como consecuencia del ataque del Virus Chino.
En
el extranjero, millones de venezolanos pasamos por situaciones muy complejas, severas,
pero no menos angustiantes. Los millones que vivimos fuera de nuestra patria, sufrimos
ante la incertidumbre. No hay certezas de la continuidad de nuestros empleos,
millones viven de lo que hacen el día, y sin poder salir, o sin poder llegar al
mismo número de personas, sus ingresos han mermado casi a cero.
Con
el casero presionando por el pago y los recibos de los servicios llegando de
manera inclemente, el desespero crece como el fuego atizado; la mayoría de los
recursos son desviados a la compra de alimentos (si los hay), para garantizar
la subsistencia, cosa que en Venezuela es casi imposible. Lo que queda debe ser
dedicado al pago de compromisos.
Pero
esa es la realidad de algunos pocos. Otros sin poder obtener ingresos formales
o informales se debaten entre romper los aislamientos preventivos, retornar a
Venezuela, con todas las fronteras cerradas o morir de mengua.
El
Gobierno de Colombia, el mayor receptor de venezolanos exiliados ha dado
muestras de inmenso humanismo, y ha procurado no abandonar a los venezolanos
que hoy vivimos en tierras de este país, pero millones de nuestros compatriotas
no están ni registrados. Formalmente no están aquí, no existen. Esa realidad se
repite en toda América. Millones hoy se debaten ante sus existencias
miserables, entendiendo que al no tener una existencia formalizada, sus casos
son más lentos de atender y su realidad diaria más compleja y devastadora.
No quiero hablar de
los representantes del
gobierno (I)maginario de Juan Guaidó.
gobierno (I)maginario de Juan Guaidó.
Esos delegados de
comiquitas no ofrecen ni consuelo;
No resuelven nada.
No resuelven nada.
La
desgracia de los venezolanos en tiempos de Virus Chino son urgentes, tan
urgentes como las realidades de los millones de seres humanos que se debaten en
tan complejo momento, en los que ni la la sobrevivencia está medianamente
garantizada.
El
crimen cometido por los Chinos al liberar esa arma biológica está propiciando
el Colapso de Occidente, al cual pertenecemos y en el cual vivimos.
Solo
espero que Dios, mediante nuestras oraciones, se apiade de nosotros sus hijos,
e ilumine a aquellos que deben encaminar los pasos para ir saliendo de esta
terrible crisis con prontitud, pues el Hambre no Espera y las cuentas tampoco.
A
nuestros Aliados Norte Americanos debo aconsejarles que los recursos que a bien
tengan facilitar para ayudar en el problema de la migración venezolana,
procuren administrarlo mediante la asignación directa a sus beneficiarios, pues
si los siguen despachando a esas estructuras corruptas y menesterosas que se
disfrazan de Organismos No Gubernamentales y de Defensa de Derechos Humanos,
solo estarán alimentando una inmensa maquinaria corrupta, que termina
dilapidando millones de dólares solo para entregar una “cajita feliz” a un solo
niño, entre millones, dejando como evidencia de la malversación tan solo una
foto.
¡EN DIOS CONFÍO!
Alexander Acosta
Guerra
Activista No Violento,
Miembro de Sociedad en Acción, Ofensiva Ciudadana (OC), Alianza Bravo Pueblo
Zulia (ABP-Zulia) y Movimiento 99% - En el exilio
Barranquilla 10 de
abril de 2020
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