Una de las necesidades
básicas de cualquier dictadura es restringir la Libertad de Expresión y la
información que se divulga, pues eso limita la capacidad de análisis, las
condiciones para la organización y acción ciudadana, y genera una condición de
desubicación en el espacio tiempo que termina siendo suplida desde el punto de
vista psicológico por la primera respuesta natural a las situaciones
conflictivas, la negación… “esto no puede estar pasando”.
En
la guerra, limitar o anular las comunicaciones del enemigo busca como objetivo
aislarlo, reducirlo y derrotarlo.
Desde hace algún tiempo el
régimen viene propiciando en las sombras algunas acciones que han ido limitando
la forma como nos comunicamos, que es lo que les ha dado en la madre luego de
la invención de las Redes Sociales, pues al estar informados, podemos
activarnos, prepararnos, protestar y hacer… y ellos nos quieren muertos de
hambre y calladitos.
Limitar los dólares que requieren las empresas de comunicaciones para actualizar sus plataformas y cubrir los compromisos internacionales que conllevan las comunicaciones globales, ha hecho que las comunicaciones se deterioren a tal grado, que en Venezuela tenemos menos ancho de banda que en Cuba.
Conectarse
en Internet ha pasado a ser una
Soberana
prueba de paciencia.
Sumado a eso, el incremento
en el costo de la vida y su maldita hermana la Inflación, han convertido en un
absoluto lujo la compra de cualquier aparato… tv, pc, radio, teléfono, tablet, ¡lo
que sea!.
Adicionemos a ello también
el robo de cables y equipos en instalaciones de comunicaciones, que ha aislado
de manera casi definitiva a sectores de las grandes ciudades y a muchos
poblados. Algo que parece casual, productos solo de la delincuencia, pero no lo
es. Es UN PLAN MACABRO (1PM) para ir anulando los espacios de comunicación que
el ciudadano común usa, y someternos a la dependencia de los sistemas desinformativos
controlados por la dictadura o censurados/auto censurados por ella.
Y para cerrar, y no menos
grave, la instauración por decreto de la ley del odio, que busca que todos los
ciudadanos aprendamos a auto-censurarnos (callarnos por miedo) mediante la
aplicación de penas absurdas e ilegitimas por asuntos que no son ni serán bajo
ninguna condición delito… como lo son pensar y opinar.
Ante esta arremetida en
etapas, es necesario que nos preparemos para un black-out comunicacional desarrollando
redes de comunicación como en antaño… de gente llevando un papelito con la
información que se requiere divulgar; sectorizando las ciudades y estableciendo
canales informativos entre los Estados.
Aislarnos no es una
alternativa. Estar informado es una necesidad operacional indispensable para
poder derrotar a la dictadura.
¡En
Dios Confío!
Alexander
Acosta Guerra
Activista No Violento y
Secretario General de
Alianza Bravo Pueblo Zulia
Siendo las 17:18 de un 26
de noviembre de 2017
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