domingo, 13 de julio de 2014

ES NECESARIO REESTRUCTURAR A LA UNIDAD

Si a algo le teme el régimen es a la gente en la calle, protestando en su contra, de manera frontal y decidida. Por qué hago esta referencia, pues en Venezuela se protesta todos los días por cualquier cantidad de cosas, pero no se protesta de frente en contra del régimen. La gente protesta porque no tiene agua, porque se les va la luz, por la caótica vialidad, por el inservible transporte público, por, por, por; todo esto es responsabilidad inherente a la gestión del régimen.

El 14 de abril de 2013, Henrique Capriles Radonski ganó las elecciones, que no fueron limpias y transparentes. Antes y durante el proceso se cometieron cualquier cantidad de violaciones a la ley. La gente salió a la calle el 14, el 15 y el 16 a protestar por los resultados que los hacían sentir que “había un camino” y que ese camino comenzaba con  el reconocimiento de los verdaderos resultados.

La dirigencia política de oposición, encabezada por el mismo Capriles, decidió que no apostarían por “cobrar” los resultados, impugnando y protestando, sino que jugarían por una vía institucional. Craso error. En Venezuela todas las instituciones son rojas, y solo representan a eso que en algún momento dieron por llamar “El Proceso”.

Eso implicó que la gente que estaba en la calle, protestando por causa justa, pues quienes elegimos a Capriles fuimos nosotros, tuvieran que regresar a sus casas, con una inmensa frustración a cuestas. En respuesta, el régimen aumentó la presión, el desabastecimiento, el control y la persecución.

Si analizamos los movimientos migratorios, podremos notar que a partir de esa fecha, el número de venezolanos que decidió irse del país aumentó de manera significativa.

En diciembre de 2013 se desarrollaron las elecciones municipales. La derrota política de la oposición en las mismas fue bestial. Ello obligaba a una revisión a lo interno de la Unidad, cosa que no sucedió. Así pues, los mismos políticos que nos llevaron a aceptar una derrota que no existió y a sufrir una derrota innecesaria, se afianzaron en la dirección política de la Unidad.

Para que quede claro algo, en esas elecciones yo decidí apoyar a otro candidato en Maracaibo, un hombre comprometido con la Unidad, que tuvo que salirse de ella, igual que yo, para poder participar. Nuestros resultados electorales no fueron nada interesantes, lo que si fue interesante fueron todos los recursos usados por el partido de gobierno en Maracaibo para sacarnos del camino. Nuestra afrenta fue decir la verdad; en Maracaibo quien dirige la ciudad todavía no nos ofrece nada a los ciudadanos, y era hora de decirlo. Políticamente nadie me puede obligar a defender lo indefendible. La gestión de la Alcaldesa de Maracaibo es de las peores en Venezuela, y eso es mucho decir.

Pero por ejemplo, en el Municipio El Hatillo la Unidad presentó varios candidatos. Una, la Alcaldesa en ejercicio, con mucho rechazo ciudadano, dos el actual Alcalde, y tres la esposa de un reconocido dirigente político. Pregunta, por qué no obligaron a la esposa de ese dirigente a lanzarse fuera de la Unidad igual que tuvimos que hacerlo en Maracaibo. Otra pregunta, por qué la Unidad no aplicó el mismo principio aplicado en El Hatillo en los más de 100 municipios donde se presentaron más de un candidato con origen Unitario. Y por último en este punto, quien responde por la derrota del 16 de diciembre de 2013.

En las grandes empresas privadas, los Consorcios Corporativos nombran presidentes, y les establecen metas a cubrir. Si no las cubren, y no pueden justificar adecuadamente el no cumplimiento, las directivas despiden al presidente de la Corporación, y nombran a otro, previa evaluación curricular. O sea, no se elige a cualquier pendejo, o a la pareja del pendejo que sale.

Pedir eso mismo en la Unidad es casi un sacrilegio. A los que hemos pedido eso, no desde ahora, si no desde hace un buen tiempo, la Unidad nos execró. A los que no han tenido el valor de pedirlo, pero lo piensan, la Unidad los mantiene a raya.

Ahora, ¿qué es la Unidad?. La Unidad es el negocio particular de un grupito, o es la plataforma política para enfrentar al régimen y construir los cimientos de la nueva Venezuela.

Si la Unidad no da resultados, tiene que ser redefinida, debe ser reestructurada. Como es que es malo que en el “chavismo continuado” se quieran eternizar en el poder, pero es bueno cuando lo hace alguien en la Unidad.

Caminando por otros caminos, el 12 de febrero de 2014 la juventud venezolana en su día, consciente de la situación y consciente de la imposibilidad de construir un futuro promisorio, decidió salir a la calle. Las protestas todavía continúan, en menor volumen, pero continúan. Los resultados de la protesta, quedaron claros. En los dos primeros meses de protesta de calle, nuestros hijos mostraron la verdadera “cara” del régimen, logrando ilegitimarlo en el ejercicio, pues sus excesos fueron mostrados al mundo.

La campaña de los muchachos, llamada “#LaSalida” logró ilegitimar al régimen, lo que políticamente implicaba un avance “cuántico”, un salto inmenso. La respuesta de la misma dirigencia que tengo tiempo cuestionando, fue apartar a los muchachos, olvidarse de los muertos, hacerse los locos hasta donde fuera posible con los presos, y sentarse a negociar con el régimen. Con ello, el avance logrado con “#LaSalida” fue defenestrado por la misma dirigencia opositora que debió amalgamarlo y llevarlo a un buen destino.

De nuevo, la cobardía de quienes dirigen la Unidad, hizo que el avance logrado se convirtiera en una derrota. El costo de esta derrota es inmenso. Más de cuarenta asesinados, Leopoldo López preso, María Corina fue inhabilitada como diputada, dos Alcaldes en ejercicio y recientemente electos presos, cientos de muchachos presos, miles de muchachos sometidos a la injusticia de la justicia roja, cientos de heridos.

La respuesta de esta dirigencia unitaria cobarde es dada a través de algunos palangrista de oficio, que le dicen a toda Venezuela, con su cara lavada, sus cuentas llenas y sus títulos de mierda, “chico no seas ansioso, espérate hasta el 2015 que elijamos a los nuevos diputados y hasta el 2019 a que elijamos al nuevo presidente, de aquí allá, hazte el loco”.

Una pregunta para esa gente sin alma ni conciencia que dirige por ahora la Unidad, quién nos garantiza los resultados del 2015, si no pudieron garantizarlos en abril de 2013 y no se hicieron responsables por los resultados de diciembre del mismo año.

La Unidad como concepto nos llevará a construir la Venezuela que nos merecemos. La Unidad como está planteada y dirigida hoy, convalida a un régimen ilegitimado y solo nos garantiza más derrotas.

QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA.

Alexander Acosta Guerra

13 de julio de 2014

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