Si a algo le teme el régimen es a la gente en la calle, protestando en
su contra, de manera frontal y decidida. Por qué hago esta referencia, pues en
Venezuela se protesta todos los días por cualquier cantidad de cosas, pero no
se protesta de frente en contra del régimen. La gente protesta porque no tiene
agua, porque se les va la luz, por la caótica vialidad, por el inservible
transporte público, por, por, por; todo esto es responsabilidad inherente a la gestión
del régimen.
El 14 de abril de 2013, Henrique Capriles Radonski ganó las
elecciones, que no fueron limpias y transparentes. Antes y durante el proceso
se cometieron cualquier cantidad de violaciones a la ley. La gente salió a la
calle el 14, el 15 y el 16 a protestar por los resultados que los hacían sentir
que “había un camino” y que ese camino comenzaba con el reconocimiento de los verdaderos
resultados.
La dirigencia política de oposición, encabezada por el mismo Capriles,
decidió que no apostarían por “cobrar” los resultados, impugnando y protestando,
sino que jugarían por una vía institucional. Craso error. En Venezuela todas
las instituciones son rojas, y solo representan a eso que en algún momento
dieron por llamar “El Proceso”.
Eso implicó que la gente que estaba en la calle, protestando por causa
justa, pues quienes elegimos a Capriles fuimos nosotros, tuvieran que regresar
a sus casas, con una inmensa frustración a cuestas. En respuesta, el régimen aumentó la presión, el desabastecimiento, el control y la persecución.
Si analizamos los movimientos migratorios, podremos notar que a partir
de esa fecha, el número de venezolanos que decidió irse del país aumentó de
manera significativa.
En diciembre de 2013 se desarrollaron las elecciones municipales. La
derrota política de la oposición en las mismas fue bestial. Ello obligaba a una
revisión a lo interno de la Unidad, cosa que no sucedió. Así pues, los mismos
políticos que nos llevaron a aceptar una derrota que no existió y a sufrir una
derrota innecesaria, se afianzaron en la dirección política de la Unidad.
Para que quede claro algo, en esas elecciones yo decidí apoyar a otro
candidato en Maracaibo, un hombre comprometido con la Unidad, que
tuvo que salirse de ella, igual que yo, para poder participar. Nuestros resultados
electorales no fueron nada interesantes, lo que si fue interesante fueron todos
los recursos usados por el partido de gobierno en Maracaibo para sacarnos del
camino. Nuestra afrenta fue decir la verdad; en Maracaibo quien dirige la
ciudad todavía no nos ofrece nada a los ciudadanos, y era hora de decirlo. Políticamente
nadie me puede obligar a defender lo indefendible. La gestión de la Alcaldesa
de Maracaibo es de las peores en Venezuela, y eso es mucho decir.
Pero por ejemplo, en el Municipio El Hatillo la Unidad presentó varios candidatos. Una, la Alcaldesa en ejercicio, con mucho
rechazo ciudadano, dos el actual Alcalde, y tres la esposa de un reconocido
dirigente político. Pregunta, por qué no obligaron a la esposa de ese dirigente
a lanzarse fuera de la Unidad igual que tuvimos que hacerlo en Maracaibo. Otra
pregunta, por qué la Unidad no aplicó el mismo principio aplicado en El Hatillo
en los más de 100 municipios donde se presentaron más de un candidato con
origen Unitario. Y por último en este punto, quien responde por la derrota del
16 de diciembre de 2013.
En las grandes empresas privadas, los Consorcios Corporativos nombran
presidentes, y les establecen metas a cubrir. Si no las cubren, y no pueden
justificar adecuadamente el no cumplimiento, las directivas despiden al
presidente de la Corporación, y nombran a otro, previa evaluación curricular. O
sea, no se elige a cualquier pendejo, o a la pareja del pendejo que sale.
Pedir eso mismo en la Unidad es casi un sacrilegio. A los que hemos
pedido eso, no desde ahora, si no desde hace un buen tiempo, la Unidad nos execró.
A los que no han tenido el valor de pedirlo, pero lo piensan, la Unidad los
mantiene a raya.
Ahora, ¿qué es la Unidad?. La Unidad es el negocio particular de un
grupito, o es la plataforma política para enfrentar al régimen y construir los
cimientos de la nueva Venezuela.
Si la Unidad no da resultados, tiene que ser redefinida, debe ser
reestructurada. Como es que es malo que en el “chavismo continuado” se quieran
eternizar en el poder, pero es bueno cuando lo hace alguien en la Unidad.
Caminando por otros caminos, el 12 de febrero de 2014 la juventud
venezolana en su día, consciente de la situación y consciente de la
imposibilidad de construir un futuro promisorio, decidió salir a la calle. Las
protestas todavía continúan, en menor volumen, pero continúan. Los resultados
de la protesta, quedaron claros. En los dos primeros meses de protesta de
calle, nuestros hijos mostraron la verdadera “cara” del régimen, logrando
ilegitimarlo en el ejercicio, pues sus excesos fueron mostrados al mundo.
La campaña de los muchachos, llamada “#LaSalida” logró ilegitimar al
régimen, lo que políticamente implicaba un avance “cuántico”, un salto inmenso.
La respuesta de la misma dirigencia que tengo tiempo cuestionando, fue apartar
a los muchachos, olvidarse de los muertos, hacerse los locos hasta donde fuera
posible con los presos, y sentarse a negociar con el régimen. Con ello, el
avance logrado con “#LaSalida” fue defenestrado por la misma dirigencia
opositora que debió amalgamarlo y llevarlo a un buen destino.
De nuevo, la cobardía de quienes dirigen la Unidad, hizo que el avance
logrado se convirtiera en una derrota. El costo de esta derrota es inmenso. Más
de cuarenta asesinados, Leopoldo López preso, María Corina fue inhabilitada
como diputada, dos Alcaldes en ejercicio y recientemente electos presos,
cientos de muchachos presos, miles de muchachos sometidos a la injusticia de la
justicia roja, cientos de heridos.
La respuesta de esta dirigencia unitaria cobarde es dada a través de
algunos palangrista de oficio, que le dicen a toda Venezuela, con su cara
lavada, sus cuentas llenas y sus títulos de mierda, “chico no seas ansioso, espérate
hasta el 2015 que elijamos a los nuevos diputados y hasta el 2019 a que elijamos
al nuevo presidente, de aquí allá, hazte el loco”.
Una pregunta para esa gente sin alma ni conciencia que dirige por
ahora la Unidad, quién nos garantiza los resultados del 2015, si no pudieron
garantizarlos en abril de 2013 y no se hicieron responsables por los resultados
de diciembre del mismo año.
La Unidad como concepto nos llevará a construir la Venezuela que nos
merecemos. La Unidad como está planteada y dirigida hoy, convalida a un régimen
ilegitimado y solo nos garantiza más derrotas.
QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA.
Alexander Acosta Guerra
13 de julio de 2014
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