martes, 17 de octubre de 2023

PÓNGANME DONDE HAIGA (III/III)

Cierro la triada de artículos con esta joya de la filosofía contemporánea de Venezuela, la famosa frase de los adecos “A mí no me den, pónganme donde haiga”.

Hace algunos días escribí un artículo titulado “SIMPLES RATEROS”, en el que mencioné la incapacidad de Guaidó y su titiritero López para entender el momento, las condiciones y pensar en grande. Esos cretinos tienen una visión tan pequeña, que nunca pensaron en salir del chavismo, solo se concentraron en robar, malversar los fondos habilitados. Y lo afirmo con vehemencia, pues no tienen de manera sencilla como justificar sus ingresos, sus excéntricos y costosos estilos de vida; ni siquiera pudieron justificar en que gastaron la millonada de dólares que les entró durante más de dos años de gestión. Su administración no soporta una simple auditoria.

Se, pues lo aprendí con el tiempo, que las ONG y toda esa parafernalia política que medra alrededor del Poder, no son más que complejas estructuras para manipulación de agendas y lavado de recursos. Pero estas estructuras, “políticamente inmaculadas” pueden soportar complejas auditorias, pues fueron diseñadas para soportar el escrutinio público.

Sin embargo, el gobierno de los cretinos, perdón, interino, y todos los partidos y personalidades que parasitaron a su alrededor, a pesar de haber recibido inmensos apoyos, no podrían soportar ni una auditoría dirigida por un tarado.

Ahí es donde está el punto. La visión de grandeza, la proyección a futuro de un destino político amplio, futurista, humano de nuestro país, primer mundista, nunca fue evaluado por nuestra falsa oposición. Su único objetivo ha sido y será que los “pongan donde haiga”, para poder robar, no solo recursos, sino vidas y sueños, mientras ellos construyen sus vidas y sus sueños con el sufrimiento de un pueblo entero (algo muy parecido a viejos rituales paganos de sacrificios humanos).



Han sido tiempos complejos, millones hemos ido a las calles para protestar y contener el avance de la Tiranía; cientos, quizás miles, fueron asesinados como consecuencia de la represión; millones hemos huido de un país en el que la normalidad es el hambre, la persecución y la muerte.



Todo este sufrimiento solo ha sido alimento para la maldad inherente en todos esos cretinos, muchos con doctorado, que nunca levantaron su mirada del ombligo o sacaron las manos de sus bolsillos. A pesar de esto, algunos de ellos insisten en dirigirnos (ahí están las playas de Barbados).

No podemos hablar de humanidad, cuando un hombre que no puede justificar sus ingresos, pica una loncha de jamón ahumado importado, mientras le exige a su representante en cualquier pueblo, al que le hace entender que debe seguir sacrificándose por el partido, pues en su visión política, al llegar al Poder, del que viven y del cual medran, podrán ponerlo ahí donde “haiga”… y lo peor es que el muy pendejo se lo cree.



Insistí en los dos artículos anteriores sobre la necesidad de salir de toda la dirección política actual, pues además de caduca, es imposible dibujarles una visión a futuro de un país próspero e inclusivo, en el que se haga Justicia ante todos los hechos delictivos, y en donde la gente pueda vivir y progresar en paz.

Como le haces entender a un dinosaurio político que ha vivido toda su vida a la sombra del Poder, que en el país que queremos construir cabemos todos. Para ellos todos son solo ellos mismos.

Y aquí está el otro punto. Con una inexistente visión de grandeza, una hoja de vida que podría servir de prontuario delictivo, una percepción enfermizamente egoísta y una despiadada interpretación sobre el valor de la vida humana, atender los llamados de esa dirigencia política es un soberano acto de idiotez.

Es necesario que como venezolanos nos reencontremos alrededor de una propuesta nueva, contraria a la izquierda y sus agendas conexas, con un liderazgo nuevo, que ponga en su justo sitio a nuestro gentilicio, nuestros valores culturales (reales), nuestras potencialidades, nuestros recursos; estamos obligados a pensar una Venezuela proyectada a cincuenta años, cien años, una Venezuela con visión de grandeza.

Con nuestras potencialidades podríamos competir con países del primer mundo, si nuestra dirección política tuviese esa visión de grandeza, pero no la tiene, por ahora.

Para la dirigencia actual, fracasada y mediocre, la grandeza está reservada para sus paseos eventuales por los Campos Elíseos, o por las amplias avenidas de Washington DC o New York. Eso es para ellos grandeza, una simple caminata.

Quienes diseñaron arquitectónicamente los Campos Elíseos, o el Capitolio, o la Puerta de Brandemburgo, o el Kremlin, lo hicieron para dejar evidencia ante los simples mortales de lo que algunos seres humanos son capaces cuando piensan más allá de sus limitadas existencias. Esas obras fueron creadas para perdurar y para hacer sentir pequeño al hombre con el ego más grande.

En la Venezuela que crecí no hay hombres con esa visión, y nuestra dirigencia solo fue educada para esperar el momento en el que en el que alguien los “ponga donde haiga”.

Es hora de pensar en Grande, en esa Venezuela del 2100.


¡EN DIOS CONFÍO!


Alexander Acosta Guerra
Activista político venezolano en el exilio.
Barranquilla, 17 de octubre de 2023

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