He pensado mucho en la oportunidad que perdimos en 2019 cuando por acuerdo “unitario” se eligió a Juan Guaido como Presidente del Congreso de Venezuela. Eso derivó en su juramentación como Presidente Interino, si mal no recuerdo el 23 de enero de 2019.
Los apoyos internacionales le llovieron de inmediato. Sesenta y cinco países se sumaron en apoyo a su designación, quitándole piso político a la Tiranía de Maduro.
Como Activista Noviolento, entendí de inmediato la conformación de ese Gobierno Interino como una tremenda oportunidad. La creación de un Gobierno Paralelo, con recursos y cierta estructura; un sueño hecho realidad para una persona como yo que luché contra el chavismo por más de dieciocho años. Triste por mí.
Sin embargo, con todo ese apoyo, Guaidó solo se concentró en buscar recursos, dinero, oro; teniendo esto, que era una limitante increíble, solo se requería la estructuración o desarrollo de un plan, de una estrategia, que implicaría la confrontación con la Corporación Criminal Chavista que Gobierna Venezuela.
Recursos habían, apoyos existían, gente por millones, todo se desperdició.
Una vez esos recursos estuvieron a su disposición, se encargó de repartirlos entre los panas, desperdiciando el inconcebible potencial.
Todos los que hemos luchado en Venezuela, de verdad, no por un simple curul, habíamos añorado ese momento, y Guaidó lo desperdició.
Mi duda siempre giró alrededor del ¿por qué? Son dirigentes políticos sin aspiraciones de grandeza, o son artistas frustrados deseosos de robar cámaras, o son payasos pagados por alguien.
Hace algunos días, quizás otros lo descubrieron antes, entendí la razón por la cual Guaidó desperdició esa oportunidad, y lanzó la esperanza de millones al basurero, entregando a Venezuela y a América entera a la izquierda. Guaidó, además de un vulgar idiota, es un simple ratero; para los que no entiendan el término, los rateros son ladronzuelos, ladrones de cosas de poco valor (en este caso el poco valor no aplica). Los rateros no tienen aspiraciones, no tienen sueños de grandeza. Son como animales, hurgan, observan y cuando pueden quitan, roban y corren.
El Jefe de Guaidó, el idiota con ínfulas de descendiente de Bolívar al que su mamá le dijo que iba a ser Presidente de Venezuela, es otro ratero.
Solo se preocuparon en robar, nunca tuvieron intención alguna de acometer sus promesas, de liberar a Venezuela, de incentivar el retorno de los venezolanos, de acabar con el hambre y la pobreza, de desplazar al chavismo o de hacer valer su nuevo mantra “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Solo robaron.
Eran unos niños frustrados que crecieron con el viejo lema adeco de “ponme donde haiga” insertado es sus deficientes intelectos, y cuando los pusieron donde había, se volvieron locos robando.
Esa es la triste realidad del Gobierno Interino, integrado por un pendejo que hacía las veces de secretario, de un enfermo que se creía el nuevo libertador, pero entre los dos, solo había dos rateros.
Claro, esos rateros sin entenderlo, pues no tienen capacidad para hacerlo, ahora son cómplices de delitos mayores, con el chavismo como su promotor; genocidio (busquen su definición), violación de Derechos Humanos (que con una ONU funcionando como un prostíbulo no valen nada), apropiación indebida de bienes, corrupción, y todas las complicaciones derivadas del flujo migratorio, del cual ellos también son responsables.
Algún día deberán responder, ¡eso espero!
¡EN DIOS CONFÍO!
Alexander Acosta Guerra
Activista político venezolano en el exilio.
Barranquilla, 25 de agosto de 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario