“La
pobreza es triste cuando se sufre, pero es mortal cuando se enquista en nuestra
mente”.
Alí Primera hablaba de “techos
de cartón” en referencia a las terribles condiciones de muchos venezolanos que vívian
y viven literalmente en casas con paredes y techos de cartón o latón. Ese tipo
de pobreza física sobre la cual escribió y canto el señor Primera era
cuestionable en aquellos años, y era razón de música sin sazón para los
trovadores de izquierda. Claro, en aquel entonces años 60, 70, 80 esos viejos
defensores de la igualdad revolucionaria eran todos comunistas, hoy son ministros,
asesores, “empresarios” o aliados de este asqueroso régimen corrupto.
“Mortal
es cuando la pobreza se enquista en nuestra mente, pues hace admisible lo
inadmisible y te convierte en victima sin victimario”.
Peor es fatal en lo
colectivo cuando la pobreza se enquista en la mente de quienes nos dirigen,
pues entonces, los “techos de cartón” ya no son símbolo de pobreza, sino símbolo
de gestión, y si el color del techo es rojo, peor.
Cuando la pobreza se
enquista en la mente del ciudadano, este puede ver a un detestable corrupto,
como su salvador, pues en medio de la práctica del populismo, este mediocre
funcionario “donó con dineros de la Nación techos de cartón, al costo de un
quintón”.
El populismo, ese cáncer político
que consume los erarios nacionales, sin aportes o gestión, ha sido la tarjeta
de presentación de muchos, a quienes con propaganda muy costosa (más que los
techos de cartón), se les quiere vender como salvadores, lideres o gerentes
innovadores.
¡Vayánse al carajo!,
innovación y gerencia en la administración de los fondos públicos es hacer una
Autopista en una semana, después de un terremoto como en Japón… no hacer mansiones y comprar aviones o barcos con los
fondos para Autopistas que nadie termina.
¡Que Dios Bendiga a
Venezuela!
Alexander Acosta Guerra
Siendo las 11:42 am de un
lunes 9 de enero de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario