Recuerdo en alguna oportunidad haber podido ver una película que trataba sobre el juicio a un locutor de una emisora africana, por responsabilidades conexas al genocidio cometido en contra de su pueblo, producto de su predica diaria de odio. Lastimosamente no puedo recordar el nombre de la película, lo que si es cierto, es que modernamente se puede proceder judicialmente en contra de individuos cuyo verbo haya propiciado actos de odio y violencia, política, racial o religiosa.
Al mismo tiempo, si es posible proceder en contra de un individuo cuyas mentiras sistemáticas y verbo de odio hayan conducido a actos violentos, como la predica diaria de los voceros oficialistas, es posible proceder contra los publicistas que hayan desarrollado los elementos de campaña y propaganda de base para esas predicas.
Por ejemplo, por ahí hay una propaganda chavista que habla sobre la simplificación de la producción que busca sembrar el odio en contra de los empresarios, acusándolos de ser los causantes de la escasez de rubros específicos, cosa que es absolutamente falsa, pues el único causante de la escasez es el régimen, responsable de la destrucción sistemática de todo el aparato productivo nacional.
El publicista que desarrollo esa campaña debe ser acusado por crímenes de odio, y castigado según los estatutos y leyes internacionales, pues el daño causado en contra del pueblo venezolano puede ser medido, ponderado y calificado.
En esa tarea nos pueden ayudar nuestros hermanos venezolanos en el extranjero pues si un publicista, brasileño por ejemplo, se está llenando los bolsillos con dolares venezolanos y ensuciándose las manos con sangre de venezolanos, ese publicista colabora con un crimen de odio y debe ser juzgado, inculpado y encarcelado como el delincuente que es.
En un momento tan complejo como el que vivimos, en el que muchos sabemos que estamos en un ambiente con tanta presión que puede explotar en cualquier momento, presionar a los responsables externos de nuestra miseria, puede propiciar que ellos pongan sus barbas en remojo, y nosotros evitemos el punto de ebullición, que traería como consecuencia una explosión social, de consecuencia no cuantificables.
Y claro, presionar afuera, presionar en Venezuela, desmentir las absurdas hipotesis y discursos del régimen y seguir trabajando por el Revocatorio, es nuestra obligación como ciudadanos, que aspiramos y esperamos construir #LaSalida al problema de #Venezuela.
Al final, lo simple no debe ser descartado, pues es válido pedir #1Firma, la del incapaz, como punto de partida al maraton de la recuperación venezolana.
Alexander Acosta Guerra
En Maracaibo, siendo las 17:13 de un lunes 11 de julio de 2016
Creo que te quedaste corto, por que este es un tema, que no tiene final.
ResponderEliminarExcelente tu escrito Alexander. Dios te bendiga y te siga dando la musa para seguir escribiendo, tan claros mensajes.