Durante las grandes
guerras, los bandos en pugna eran muy cuidadosos con la información que se
hacía pública, y por ello establecían esquemas de restricción y censura muy
severos, para evitar emitir mensajes contraproducentes hacia sus ciudadanos y
favorables al enemigo.
No con esto quiero
decir que la censura es buena, pues la censura en su esencia es la limitación
de la divulgación del pensamiento humano, y por ende es terriblemente mala, sin
embargo, en condiciones específicas, la sindéresis debe hacer las veces de
censor, para evitar la promulgación de informaciones falsas que se manejan como
propaganda política.
En la #Venezuela
que vivo, el régimen que nos gobierna tiene como propagandistas de la
mentira a un conjunto de imberbes mediocres. Bueno, los regímenes dictatoriales
son así, se inventan sus mentiras, las hacen propaganda y las difunden.
El problema para lo
que planteo, no es lo que el régimen maneja como propaganda, aunque en esencia
sí lo es, el problema es lo que hacen los medios libres y la oposición con esa
“información” cuyo objeto es desinformar.
Si yo escucho a
alguien que miente de manera descarada y divulgo la mentira, actuando como buen
chismoso, en política hago dos cosas; uno, le doy protagonismo innecesario a
alguien que no lo merece; dos, la peor, hago el efecto de divulgador y
propagandista de las mentiras del tirano y sus lacayos.
La mentira
tiene patas cortas y lengua largo alcance.
Debemos aprender a
no divulgar las mentiras del régimen, para no hacer las veces de propagandistas
del terror. Cuando un mediocre propagandista del régimen salga diciendo
cualquier sandez, solo puede haber dos cursos de acción, la réplica airada o el
silencio.
Es preferible decir
“otra vez el inculto imberbe de carroña
salió con uno de sus cuentos de camino”, sin mencionar de manera alguna lo
dicho por el imberbe, a que decir “carroña
declaró que la tierra es cuadrada, y que la oposición lo sabe y ya compró uno
de sus lados”.
A los Medios de Comunicación
digitales, escritos, radiales y audiovisuales, sé que por cuestiones de
sobrevivencia han tenido que auto-censurarse muchos de ustedes, eso es
entendible. Lo que no es entendible es que sirvan de cajas de resonancia de las
mentiras del régimen, pues eso los reduce a vulgares propagandistas del odio.
Hagan caso omiso a las sandeces, y enfóquense en lo que deben enfocarse, la
realidad y la forma como la percibimos.
QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA.
Alexander Acosta Guerra
Siendo las 10:51 am
de un miércoles 8 de junio de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario