martes, 7 de junio de 2016

EL HAMBRE NO ESPERA

La situación en #Venezuela ha tomado matices catastróficos. El hambre no espera. La realidad está superándonos con una intensidad que es difícil de digerir. Los relatos de la gente en las colas, los relatos de nuestros hermanos venezolanos que no consiguen lo que buscan, y cuando lo consiguen no lo pueden pagar, yo no son ocasionales.

La cotidianeidad de la miseria en #Venezuela toca a las puertas de todos. El rico, el obrero, el empresario, el ama de casa, el profesional, el político, el activista, el empleado público, todos al unísono imploran a Dios por una salida pronta, pues el hambre no espera.

Más de un padre ha tenido que enviar a sus hijos con el estomago vacío al colegio, otros hemos preferido no enviarlos, mientras vemos como hacemos hurgando en la neveras, en las despensas mermadas, o pidiendo auxilios externos, para poder brindar a nuestros hijos el alimento diario.

Muchas familias hoy con dificultad cubren por lo menos una comida al día. Tristemente tenemos que decir que comer tres veces en la #Venezuela del 2016 es un lujo.

La inflación, la temible amiga del régimen, ha consumido los aumentos y el ingreso de los venezolanos decentes que dedican su día a día a trabajar. La recompensa por la honradez de los trabajadores venezolanos es el hambre y la miseria, mientras los bandidos, los corruptos, los asesinos y ladrones, con sus manos llenas de sangre y sus putrefactas almas, gozan con la injusticia como su compinche.

Ante tan terrible crisis, este régimen asesino y genocida ha decidido negar la ayuda y tapar la realidad con un dedo… el dedo medio levantado haciendo la señal universal. Los publicistas del terror, sus grandes colaboradores, deberán ser identificados, y sus causas preparadas con anticipación, para que cuando esto termine, sean juzgados por su colaboración y por incitar al odio.

El hambre no espera, ya es momento de tomar decisiones.

Es propicio el momento para que la Asamblea Nacional con mayoría opositora solicite de manera formal la renuncia de Nicolás Maduro, o que lo destituya por incapaz. Ese hombre es el responsable del hambre que sufrimos, de la amargura de poder dar a nuestras familias no solo lo que merecen, sino lo que necesitan. Ese hombre es responsable de la muerte de cientos de miles de venezolanos por la inexistencia de medicamentos que no fueron importados por que no se habilitaron los dólares para ellos.

De nada vale una mayoría cuyo peso no se hace sentir.

Las protestas, los saqueos, las colas no van a acabar mientras Nicolás esté en el poder. El las provoco, él es su causante, y ha demostrado un nivel de inhumanidad de tal magnitud, que ante las desgracias evidentes de tantos venezolanos, ha preferido la mentira y la propaganda antes que gestión como respuesta.


Son muchos los casos de tiranos comunistas que han llevado a hambrunas forzadas a sus pueblos, para poder someter a sus ciudadanos mediante el hambre como forma de control político. Esta afirmación no es una elucubración o hipótesis, es una realidad, palpable, que muchos sentimos de manera cruda y dura todos los días.

A mi que me expliquen con muñequitos, como con treinta y pico mil de bolívares, una familia puede vivir por treinta días, cuando un kilo de pan cuesta mil bolívares, y representa solo veinte panes, sin contar el queso, el pollo, la carne, el azúcar, la leche, el arroz, el jabón, la luz, el agua, el colegio, el alquiler y un largo etcétera. Es imposible vivir con lo que uno se gana trabajando decentemente.

El hambre no espera y el pueblo tampoco.

Que Dios Bendiga a Venezuela.

Alexander Acosta Guerra
Siendo la 01:19 am de un martes 7 de junio de 2016 

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