Las desgracias que han caído sobre esta noble
tierra de gente inculta gobernada por traidores y tiranos, hace parecer a las
plagas de Egipto como un ensayo fallido de la Ira de Dios.
Pero estas desgracias que han inundado nuestras
vidas no son en modo alguno consecuencia de una Visión Errada de nuestra
Deidad, son consecuencia inevitable de nuestra deformada moralidad.
Ante tan terrible momento de nuestras vidas y
de nuestra historia, son los charlatanes de oficio y los pregonadores del odio
los que dirigen nuestros destinos, como si fuésemos muñecos de trapo en las
manos de una niña malcriada.
El hambre como una realidad está presente a lo
largo y ancho de nuestra noble tierra, como consecuencia de una política
gradual de destrucción del aparato productivo nacional, y de una propaganda
feroz plagada de mentiras y falsos números, que busca culpar de todo a terceros
imaginarios, cuando el verdadero responsable es el charlatán de Miraflores.
La guerra como una amenaza permanente esta por
doquier, plagando discursos y preparando acciones, enfocadas en destruir todo
aquello que amenace la esencia del mal que mora en los corazones pútridos de
quienes dirigen nuestros destinos.
La peste, en forma de mil enfermedades recorre
feliz todos nuestros poblados, seleccionando a dedo y con placer a las miles de
victimas que a diario sucumben por la falta de recursos y medicamentos.
Y por último la muerte, que ha hecho de
Venezuela su reino, pues blande su hoz con ligereza, mientras desde su trono
rojo ve como sus eternos soldados, los delincuentes, toman como tributo de
sangre y odio la vida de miles de inocentes, y algunos otros que no lo son,
pero deben ser reclamados.
Los ríos de sangre con la consecuente mortandad
de los peces y pestilencia de las aguas, las ranas, los mosquitos, los tábanos,
la peste, las pútridas ulceraciones, el granizo, las langostas, las tinieblas y
la muerte de los primogénitos, son las mencionadas plagas del Egipto cuyo
Faraón Ramses se negó a dejar en libertad al pueblo de Israel.
En la Venezuela de hoy, el déspota de oficio cuyo único
titulo posible es el de Tirano, se niega a dejar en Libertad a su pueblo, pues
encerrado en su propia maldad, cree estar por encima de todo y de todos, y
ejerciendo su poder indignamente obtenido insiste en doblegar el espíritu de
este pueblo inculto con promesas falsas, hambre como recompensa y miedo como tributo.
La larga sequía que nos está golpeando ha
venido a enseñarnos que la maldad que ha sido liberada en esta Tierra Noble de
gente inculta, trae consecuencias que afectan a todos casi por igual, pues los
que han hecho su pacto con el mal, son recompensados “por ahora” con inmensos
regalos y gran poder.
Debemos como buenos cristianos implorar a
nuestro Dios, para que mediante el ejercicio de nuestra dignidad humana, nos
permita liberarnos en tan triste momento de la causa de todos nuestros males,
la peste roja, y que de nuevo, las aguas para la vida regresen a nuestra tierra
y la purifiquen.
El holocausto requerido ha sido pagado con la
vida de miles de inocentes, lo que se requiere hoy es un liderazgo comprometido
y con la Voluntad
necesaria para expulsar de nuestra tierra a los representantes del mal, que
disfrazados de hombres y representados con el color de la sangre inundan
nuestras vidas con su pestilencia y nos llevan a momentos de profunda angustia,
tristeza y mortandad.
Repudio Eterno a los
Tiranos y a la Tiranía.∙ .
Que Dios Bendiga a
Venezuela, y nos llene con sus aguas para la vida.
Alexander Acosta
Guerra
En LMDE siendo las 8:35 am del
26 de marzo de 2016, Sábado Santo
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