domingo, 11 de octubre de 2015

PESTE ROJA

Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.  Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.  Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas.  Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar [1].

Temo a una Venezuela rica en recursos gobernada por una satrapía de déspotas rojos carentes de humanidad, dispuestos a esclavizar lo que quede de su pueblo para seguir en el Poder.

Temo a una Venezuela como Vietnam, gobernada por asesinos y ladrones rojos, comunistas todos, transmutados en ejercito de muerte, que subyugan a los suyos, para venderse cual prostitutas a las Grandes Potencias.

Temo a una Venezuela Roja cuadrada con los grandes aliados de la Muerte, la Peste, la Guerra y el Hambre, los Jinetes del Apocalipsis.

Temo a una Venezuela aliada como está con China Y Rusia, supeditada a los mandatos de dos malditos vejetes que han acabado con una Isla casi por entero.

Seis millones de almas sometidas al infierno de los Castro.

El demonio reposa tranquilo en el averno, pues en la Tierra que tanto ha querido someter, muchos de sus soldados, demonios también, hacen una gran labor en destruir el Alma de los Humanos, y el Alma del Mundo.

La historia da fe de mis palabras, pues no conozco paraje, pueblo o nación a la que haya llegado la Peste Roja del Comunismo sin destruir todo a su paso.

La Peste Roja, donde llega siembra odio para dividir, siembra miedo para someter, genera muerte para liberarse de aquellos que no pueden ser sumados a su maldita causa. La Peste Roja genera ríos humanos de seres desesperados que huyen despavoridos ante la inclemencia de su proceder.

Como pedir a un engendro del demonio que tenga piedad de aquellos con almas nobles.

Millones fueron asesinados bajo la hoz y el martillo en la vieja Rusia, cuyo nombre fue reemplazado por un galimatías. Y no fue superficial tal decisión, pues al cambiar el nombre de algo, cambia la relación del hombre con ese algo. Al cambiar el nombre mataron a la vieja Rusia, dando vida a la ahora supuestamente extinta URSS.

Millones murieron de hambre o fueron asesinados por ese miserable psicópata de Mao Tse Tung. Hoy la China Comunista es gobernada por un Partido que se comporta como ejército, donde la pluralidad del pensamiento humano fue suprimida por “contra-revolucionaria”.

Millones murieron en Camboya bajo órdenes de los Kemeres Rojos, una verdadera Peste Roja, criminales que sometieron a todo un pueblo a sus desquiciantes ambiciones.

Millones murieron en Vietnam, por hambre, por crueldad o por la guerra, para que un solo partido se impusiera. Un partido que hoy recibe a sus viejos enemigos, que buscan en Vietnam mano de obra barata y mujeres o chicos baratos. Quien pudo haberse imaginado un certamen de belleza en Vietnam. Solo un magnate enfermo pudo hacer realidad tan absurdo evento.



Quien crea que puede negociar con el demonio o con sus lacayos rojos pierde con ello su tiempo y su alma. Nada hay que negociar con ellos. Nada tienen que ofrecer.



La lucha por el Alma de Venezuela, es la lucha por el Alma de América, pues si Venezuela, luego de tantos esfuerzos cae bajo la egida de la Peste Roja, América entera caerá, y no por culpa de sus pueblos, ignorantes al peligro que representa. América caerá con Venezuela, por culpa de sus blandengues y patéticos dirigentes de pacotilla, que no soportan un fajo de dólares como soborno, a pesar de haber robado millones de millones de los Tesoros de sus Naciones.

Mientras seamos gobernados por Ladrones, América seguirá en peligro.

El demonio posiciona a sus soldados. Con la Paz como excusa hoy Colombia se ve comprometida. Ruego a Dios que los viejos asesinos de las FARC sean sometidos por la fuerza de un Ejército preparado que no se ha doblegado, antes que dejar que su Peste Roja pueda seguir ocupando espacios de gobierno.

La Peste Roja no se detendrá hasta que no sea sometida por la fuerza de nuestras convicciones, nuestra Voluntad y nuestra Entereza.

Como Seres Humanos tenemos la oportunidad de Liberarnos de la Peste Roja. No serán la aspirina o los antibióticos los que nos liberarán de esta Peste. Serán la Moral, la Educación y las Buenas Costumbres, sembradas desde el Hogar, con la Familia como Base y Centro, con la Iglesia, de la fé que sientas como propia, como Eje y Sustento, y con el Estado como Garante.

El trabajo a venir es duro, pero el futuro será prometedor en la medida que sometamos a la Peste Roja, y la reduzcamos hasta su más mínima expresión.

Trabajemos en Venezuela, no olvidemos a Colombia, continuemos con América, y procuremos el Mundo.

Que Dios Bendiga a Venezuela.


Alexander Acosta Guerra.
Domingo 11 de octubre de 2015, siendo la 1:08 PM (13:08).




[1] Manifiesto del Partido Comunista, Capítulo IV: ACTITUD DE LOS COMUNISTAS ANTE LOS OTROS PARTIDOS DE OPOSICION.

No hay comentarios:

Publicar un comentario