miércoles, 12 de septiembre de 2018

RELATO DE UN NIÑO MUERTO


De un padre de tres que perdió a cuatro en el camino, en un país que ve morir a miles.

Para quienes no pudieron completar el camino, a quienes solo podíamos llamar hijos… por ese dolor que nunca se va, por ese vacío siempre presente. A esos hijos que nacieron y se fueron, para los que no nacieron, para sus padres y en especial para sus madres.

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Siento, siento, siento. Qué es sentir, es acaso vivir;
pues entonces vivo, vivo… ¡estoy vivo!.

Hay algo que me rodea, es cálido y acuoso. Hay un reflejo presente en todas partes, y un pucum … pucum … pucum en todo momento. Es como un tambor que suena todo el día, pero que lejos de atormentarme me hace sentir bien.

Escucho una dulce voz que me habla, y me dice cosas lindas; su voz emana dulzura. Siento una suave presión sobre mí mientras esa dulce voz me habla; esa presión se mueve de un sitio a otro, en círculos, siempre sobre mí.

Eventualmente siento una voz grave que también me dice cosas lindas… a veces habla raro; me imagino que querrá decirme algo, pero no lo entiendo.

Durante el día, a veces la persona de la dulce voz cambia su tono, y el pucum … pucum … pucum va más rápido… incluso demasiado rápido. En esos casos, me siento incomodo y me muevo; desde lo lejos, Aquel que me envió dice que se llama angustia, pues la persona de la dulce voz vive en un sitio llamado Venezuela, en donde las cosas no van bien.

Los días como me dice Aquel que me envió transcurren entre palabras dulces y momentos de angustia.

Escucho a la señora de la dulce voz, hablando con un tono muy alto con el señor de voz grave. Hablan muy alto sobre cosas que no entiendo… entonces desde la distancia Aquel que me envió me dice que no me sienta mal, que están discutiendo por cosas que pasan o pasaran, porque faltan algunas cosas para recibirte, y porque las cosas se han ido complicando. Pregunto a Aquel que me envió que es “complicar”, y Él me dice que es cuando alguien tiene un problema y no consigue como solucionarlo rapidamente. Claro, cuando abrí mis ojos mostrando duda, me explicó también que es un “problema”.


Siento como si donde estoy se moviera. Siento como si el espacio se redujera, siento la angustia de la persona de la dulce voz. Siento que se quisiera mover rápido, pero algo no la deja. Siento que algo está pasando, pero no entiendo qué es. Otra vez Aquel que me envió me dice que no me preocupe, que lo que está pasando es que estoy por nacer, y de inmediato me explica que es “nacer”… es mudarte de un sitio pequeño, seguro y cálido a un espacio mucho más grande. Me explica que para nosotros los humanos, el “nacer” es el inicio de la vida, pero que para Él, el “nacer” se produce desde el momento de la concepción, que es cuando se produce el inicio de la vida. Y como podrán imaginarse, también me explicó que es “concepción”. Y También me explicó que la señora de dulce voz se llamaba Mamá, y el señor de voz grave Papá.

Sentí cuando a la señora de la dulce voz le pasó algo; después de mucho tiempo de angustia, para mí una eternidad, se calmó de una manera rara; su corazón latía más lento.

Alguien empezó a tocar afuera de mi casa, se movían pero no en círculos. De repente, la tenue luz se convirtió en una fuerte presencia, eso líquido cálido se fue de repente y se presentó una sensación nueva, creo que la llaman frio. Me halaron por la cabeza (no me dolió) y muy rápido me envolvieron en algo; el pucum … pucum … pucum cesó.

Una señora vestida de blanco con dulce sonrisa me tomó y comenzó a limpiarme. Me hicieron algunas cosas que no entiendo y me volvieron a abrigar.

Me levantaron y me llevaron hasta el sitio donde estaba Mamá, que lloraba -sí Aquel que me envió ya me había explicado que era llorar-. Una persona con voz grave pero diferente preguntó cómo me iban a llamar. Ella, mi Mamá dijo “se va a llamar Benjamín”… y entonces volví a sentir ese mismo calor, que no es calor, pues es Amor, y de nuevo pucum … pucum … pucum; aunque sonaba diferente.

Aprendí que era el frio, la luz; aprendí a comer, que es cuando tienes hambre y te dan algo que se introduce por eso que llaman boca.


No entiendo. Algo pasa, algo me pasa. Me siento diferente. Mi Mamá se siente angustiada, mi Papá se siente angustiado. Tengo mucho frio y no se calma. Me bañan con frecuencia; siento mucha presión en la cabeza, mucho dolor, algo me pasa. Van varios días así. No me han dejado salir del sitio donde nací que llaman hospital. Muchas personas de blanco… algunas con dulce voz, otros con voz seca y opaca. Me colocaron algo en mi manito… molesta, aunque no duele… molesta mucho. De vez en cuando se siente como una presión que viene de eso, otras veces arde un poco.

El frio no cede. Mamá no para de llorar. Me toma en sus brazos y me abraza, dándome calor y mucho Amor. Papá dice que ha buscado algo por muchas partes. Dice que sus amigos y la familia están buscando por todas partes; no sé que es.

Algo me pasa. Me siento muy mal. Mamá llora desconsolada. Las personas de blanco corren de un lado a otro. Siento que algo me pasa.

Una Luz intensa invadió todo, era cálida. El dolor desapareció, el frio desapareció y me volví a sentir bien. Aunque me sentía diferente.

Siento la voz de Aquel que me envió; su Voz es muy dulce, más dulce que la de Mamá. Me dijo “Es hora de que vengas conmigo”… Y le pregunto qué está pasando. El me dice con mucha dulzura “Este camino llegó hasta aquí. Es hora de emprender otros caminos. Te envié para llenar de amor a una pareja en tiempos de eterna angustia. Ellos ahora deberán aprender a vivir sin ti, en un sitio como ese en donde la vida es tan poco apreciada. Deberán aprender a vivir con una sensación permanente de vacío. Los enseñará a sentir de una manera diferente la Vida, y los enseñara a respetarla como muy pocos lo hacen. Tu y Yo vamos a la Gran Casa, donde tendrás que esperar con otros un cierto Tiempo hasta que vuelvas a ser enviado a llenar de Amor a otra pareja. En su momento volverás a ver a tu Mamá; ella lucirá diferente y ya no tendrá ni la angustia ni el vacio. En ese momento la podrás volver a abrazar, mientras tanto, deberás enviarles tu Amor, para que tu Amor la ayude a curar esa herida”.

“Por qué me enviaste en este camino cuyo fin era tan próximo”, le pregunté a Aquel que me envió.

Él respondió “Benjamin, el Amor no entiende de tiempo o distancia. Es una energía pura que trasciende a Todo. Tu Mamá y tu Papá tienen una camino que recorrer, cosas que aprender, y muchas cosas por hacer en ese sitio llamado Venezuela. El dolor de tu partida los influenciará y los convertirá en Activistas por la Vida, en tiempos de hambre, corrupción, odio y muerte. Ese Amor que ellos sienten por ti, los irradiará de una Fuerza para luchar contra aquellos que procediendo de la oscuridad, desean destruir todo y sembrar odio, que no es más que la ausencia de Amor. Ellos son mis soldados, soldados por la Vida. Ellos y cientos más, son mi ejército del Amor. Ellos, con su dolor presente combatirán a la oscuridad y la vencerán. Esa es su meta; La tuya, brindarles Amor, de ahora hasta el día que su camino termine”.

Y de nuevo, llegué a la Gran Casa, con mi nueva asignación “Brindar Amor a mis Padres en tiempos de odio, para que luchen contra la oscuridad en esa Tierra de Gracia llamada Venezuela”.


¡En Dios Confió!

Alexander Acosta Guerra
Activista No Violento
Y Miembro de Alianza Bravo Pueblo Zulia – En el Exilio
Barranquilla, 12 de septiembre de 2018 (15.30)

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