jueves, 19 de marzo de 2015

LA PROTESTA

Artículo 68. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley.
Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.

Es complicado tratar de describir lo que uno siente cuando escucha a la gente cuestionar con ligereza y con sus miedos a flor de piel las razones de quien protesta. Entiendo que la Constitución hace énfasis en su Artículo 68 en dos conceptos, manifestar y pacíficamente.

Entonces, si nuestra Constitución hace énfasis en esos dos términos, nuestros discursos hacen énfasis en esos dos términos y nuestros activistas se acogen a esos dos términos cuando manifestamos  o protestamos de manera Noviolenta, por que la represión del régimen a los niveles que hemos sufrido, y por qué la falta de apoyo y comprensión de quienes no se manifiestan.

El silencio de muchos sirve de aval a quien nos oprime.

Las razones de tu silencio son irrelevantes. Si eres un cobarde, están haciendo negocios, un familiar trabaja en, es irrelevante, pues que tu no veas el desastre de país al que nos han llevado, no significa que aquellos que si estamos conscientes también debemos callarnos.

Tu cobardía enfréntala en el espejo de tu consciencia, allá tu, pero la protesta, que es la manifestación evidente del descontento de los ciudadanos, para que sea efectiva debe ser visible, alguien la debe ver, debe impactar, lo que provocará comentarios, y debe sentirse, alguien se debe quejar, pues el objetivo de la protesta es que “al quejarte de lo que como simple ciudadano te toca enfrentar, o como funcionario te toca y trastoca, como consecuencia de esta (la protesta), surja derivado de ello la reflexión, la reconsideración y la rectificación.”

Cuando los que hemos salido a protestar lo hacemos, lo hacemos confiados en que nuestra protesta logrará como efecto por lo menos uno de esos tres elementos; aspiramos cuando protestamos por lo menos la reflexión como respuesta.

Lo más complejo de nuestra realidad, es que las campañas propagandísticas y el efecto miedo sembrado por el régimen, han hecho a nuestros conciudadanos sordos y ciegos a cualquier protesta, no importando sus razones, convirtiendo desde el punto de vista político a quienes protestan en alborotadores, no importando la forma como lo hagan.

Las protestas del año pasado que derivaron en la muerte de 43 conciudadanos tenían una razón justa en su esencia, y fueron reprimidas cobarde y brutalmente por el régimen. Luego de un año de propaganda gubernamental y de la colaboración de la MUD(a), estas protestas han sido olvidadas, excepto por quienes están sufriendo sus consecuencias, aunque las razones que las justificaron estén plenamente vigentes. Esto es absurdo. Pero más absurdo es que muchos comunicadores, catedráticos y políticos de oficio avalen las tesis del régimen, ignorando de manera cobarde el esfuerzo pagado con sangre de quienes protestaron.

Esos cobardes de oficio deberían estar protestando ante todas las instancias globales por las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por este régimen. Eso debilita al régimen, lo ilegitima y lo obliga a evaluar las tres variables antes mencionadas… la reflexión, la reconsideración y la rectificación.

En el colmo de lo absurdo, las protestas del año pasado generan como consecuencia una Orden Ejecutiva de Barack Obama, cuyo gobierno obstinado de ver como se violan los Derechos Humanos en Venezuela, y como lo culpan de todo, se pronuncia. Y como respuesta, los cobardes de oficio, se pliegan de manera timorata a la desproporcionada respuesta del régimen, invocando un nacionalismo en el que no creen, que se parece más al intolerante nazismo que a otro cosa. Y debo afirmar que no creen en ese nacionalismo, pues los comunistas no creen en la Nación como concepto político. Para ellos la Nación como concepto político es una definición “burguesa”, y por ende, despreciable.

Debo recordarles a esos cobardes de oficio, que son los que nos están pidiendo los votos para la Asamblea Nacional, que su incapacidad de reflexión, su falta de sentido ético al apoyar y tratar de direccionar las protestas del año pasado, lo que hubiese implicado una renovación positiva de nuestro liderazgo opositor, han hecho más fuerte a este régimen, que en medio de tan terrible crisis, inducida y creada por ellos, se ha negado a rectificar y enrumbar a senderos seguros nuestros destinos.

Ustedes, cobardes de oficio, que denigran de la protesta como una forma de expresión política de nuestro descontento, no merecen nuestro apoyo para nada. Poco o nada han hecho desde la Asamblea, y poco o nada harán desde la “nueva”.

La protesta es un derecho que debe ser ejercido conscientemente y de manera Noviolenta. Eso lo han dicho y afirmado Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, los verdaderos líderes de la oposición venezolana.

Que Dios Bendiga a Venezuela.

Alexander Acosta Guerra.
19 de marzo de 2015, Día de San José, siendo las 09:59 am


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