viernes, 17 de abril de 2015

VERDADES INCOMODAS - LA ASAMBLEA

LA ASAMBLEA.

El silencio de muchos sirve de aval a quien nos oprime.

De manera insistente se nos ha querido hacer pensar a los venezolanos que cada elección a venir es la solución sistémica a la problemática del país. Insistentemente se ha vendido ese concepto de fondo, “la elección como elemento corrector, y el voto como su instrumento”.  Este concepto como tal podría tener algún valor factico en una democracia, pero no cumpliéndose los valores y principios de la democracia, el voto como instrumento pierde su valor, pues el voto como tal es la expresión multitudinaria de los ciudadanos, pero son las Instituciones Democráticas en primera instancia las obligadas a hacer valer esa expresión.

Para todos es sabido que en Venezuela no existe separación real de poderes. La Constitución habla de cinco poderes, y esos poderes están siendo ejercidos por cinco proletarios, pues los comunistas no creen en la ciudadanía como concepto, pero cuatro de esos proletarios, y las Instituciones que ellos representan por ende, se someten de manera voluntaria a un solo poder; por ello, podemos afirmar que en Venezuela hay realmente un solo poder.

Saltando del presente al pasado, me ubico entonces en el año 2005. Los ciudadanos comunes y corrientes decidieron no acatar el llamado al voto, con lo que se produce un boicot electoral. El 82% de los venezolanos deciedieron no votar. Mayor expresión de voluntad popular es difícil conseguir; sin embargo, los nuevos dirigentes de la oposión, muchos de los mismos viejos causantes del advenimiento de chavismo, decidieron castigar al pueblo de Venezuela, que se expresó de manera clara al no acudir a votar. Nos castigaron dejándonos a la deriva. Nadie dirigiría la Oposición ni la necesaria protesta ante el irrito proceso electoral, nadie.

Recuerdo que durante el proceso de convocatoria al Referendo Revocatorio Presidencial previsto para 2003 y llevado a cabo el 15 de agosto de 2004, los Partidos Políticos inexistentes de hecho hasta diciembre de 2002, fueron copando los espacios políticos, recientemente ocupados por una nueva clase política, la ciudadana. Y con qué se come eso, dirán algunos… Esa nueva clase política buscaba reconducir el destino de la Nación, a momentos de prosperidad, crecimiento económico e independencia de los cubanos. El principal error de esa clase política fue no aspirar al ejercicio del poder. Solo aspirábamos a participar en el proceso de cambio, y luego al necesario retorno a nuestras “realidades”. Ante esa falta tácita de aspiración, la vieja clase política venezolana consiguió un espacio para “su acomodo”.

Para esa vieja clase política, recientemente re-acomodada, la Asamblea Nacional representaba su recompensa. De nuevo volver al poder, hacer vida en el Hemiciclo, tener una oficina y diez asistentes, codearse con empresarios, comer en los restaurantes de Caracas (los únicos buenos del país – según ellos), viajar al exterior en representación de la Nación, aunque nada hicieran… Eso representaba la elección del 2005. Ellos se hubiesen medido en peores condiciones, siempre y cuando fuesen reconocidos algunos.


Como castigo a los ciudadanos, a los venezolanos que decidieron no creer en esa elección y en las desiguales condiciones, esa nueva-vieja dirección partidista, decidió castigarnos. Las elecciones eran apelables, las condiciones para la protesta como exigencia para la solicitud de un nuevo proceso con condiciones adecuadas estaban dadas, pero necesitaban de esa dirigencia opositora, partidista y previamente contaminada.

Nadie dirigiría la protesta, nadie dirigiría el reclamo, silencio y aceptación. Algunos meses después, un personaje con verbo encendido, muy cuestionado hoy, y muy apreciado por mi en viejos tiempos, decidió reconocer políticamente a esa Asamblea como legítima, haciendo una simple visita institucional. Con esa visita, la potencial impugnación del proceso, cuyos lapsos ya se habían agotado, dejó de ser una opción política.

Nos calamos cinco años una Asamblea Roja. En el 2010, eran las nuevas elecciones parlamentarias. Desde el 2008  los representantes de los partidos ya discutían nombres y hombres, para cargos como premio.

En 2009 el régimen aprueba la Ley de Educación, con alcance y dimensión peligrosísimo. Algunos padres responsables salimos a protestar, con lo que se caldeó un poco el entorno, obligando al régimen a su implementación gradual, no inmediata como querían.

Cerca de agosto-septiembre de 2009, las protestas continuaban de manera cívica y noviolenta en las calles de las principales ciudades. Los aspirantes a Diputados, asustados ante la potencialidad de una suspensión electoral, se empezaron a mover para sofocar las protestas… No para dirigirlas, sembrando su liderazgo, y haciendo la derogación de la Ley un hecho, ¡NO!, el objetivo era sofocarlas, pues la campaña del 2010 tenía que empezar.

Bueno, los padres responsables, conocedores de las consecuencias inherentes a la aplicación de la Ley no tuvimos más remedio que replegarnos. Otro momento en el que el liderazgo ciudadano se ve sometido y sofocado por la dirección partidista.

Las elecciones del 2010 fueron un hecho. El régimen implementó un concepto denominado como “circuitos electorales”, con el cual desbalanceó la estrategia electoral de la oposición. Resultado, la Oposición sacó más votos a nivel Nacional, y menos diputados a la Asamblea. Si a eso le sumamos que la elección de esos nombres y hombres no fue ni cercanamente la mejor, entonces obtendremos como resultado un lote de asambleístas que deja mucho que desear y pensar.

De los no sé cuantos asambleísta que la Oposición como conglomerado electoral ganó, tres o cuatro han sido destituidos por acusaciones e investigaciones absurdas. Tres o cuatro se han saltado la talanquera, con lo que el régimen obtuvo la mayoría necesaria para hacer lo que le viniese en ganas.

En resumen, Venezuela tiene 15 años con un poder legislativo rojo.

La asamblea solo ha servido como pulpito para discursos y excusas para viajes. Son muy pocos los asambleístas opositores que merecen un reconocimiento. Algunos de ellos, ya no son asambleístas, y lo peor de todo, es que la mayoría de los asambleístas ni siquiera asisten a las sesiones o a la Asamblea como su espacio de trabajo.

Ante esta triste, terrible e inaceptable situación, la propuesta de la coalición electoral opositora congregada en la MUD es “voten por quien nosotros imponemos, sean buenos o sean malos, pues sabemos que no son tan malos como los rojos”…

Mucho se insistió desde muchos espacios en el desarrollo de PRIMARIAS, para legitimar la dirigencia opositora profundamente cuestionada. La razón por la cual esas PRIMARIAS nunca se dieron fue que las mismas ponían en riesgo a muchos dirigentes opositores que tienen más rechazo interno que el mismo régimen, con lo que se creaba un desbalance en la estructura real interna de la coalición, gobernada de manera autocrática por los representantes de tres partidos … AD, PJ y UNT.

Para proteger las postulaciones de algunos, la elección a venir fue vendida, pues con las condiciones vigentes es imposible una victoria.



A esa dirigencia opositora la invito a re evaluar sus decisiones, la invito a re legitimarse con una PRIMARIAS, para la cual hay todavía tiempo, como motivación al electorado y a esa nueva dirigencia que surge de las bases y no ha podido ser reconocida ni siquiera a lo interno de sus propios partidos… Eso podrá reducir la potencial abstención que se estima alta, por la poca credibilidad tanto de las Instituciones como de los Candidatos.

Quizás con eso, se pueda motorizar a la Sociedad como un Todo en tan difícil momento, con el principal objetivo de construir una salida política a nuestra crisis, con una dirigencia opositora re legitimada y curtida de calle.

Que Dios Bendiga a Venezuela.

Alexander Acosta Guerra.
17 de abril de 2015, siendo las 12:29 pm

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