lunes, 9 de febrero de 2015

ZUPER-MINISTRO Y LA No. 86 Y PICO

En una oficina de tamaño colosal con una inmensa bandera de Cuba de fondo, con su sable de oficial de la Escuela Militar, el valiente Zuper-Ministro, quien ha combatido en cientos de batallas, dicta con tono marcial cada letra de su determinante resolución. Su ayudante, un oficial de menor rango, emocionado transcribe cada palabra, cada coma, cada punto, como si estuviesen en plena Guerra y de ese notable documento dependiese la rendición del enemigo y la Libertad de la Nación.

Terminado el epopéyico documento, el Zuper-Ministro expira con fuerza, como resultante del inmenso esfuerzo intelectual. Su asistente revisa el documento para imprimirlo y enviarlo para su inserción en la Gacetilla Gubernamentosa.

El sable sube, baja y juega en el aire sujetado fuertemente por el oficial, que iluminado por el espíritu del difunto barines, trata de explicar a su asistente las razones de tan dura y necesaria decisión: “Nuestra patria está amenazada por quema cauchos y tira piedras, por guarimberos, que no terminan de aceptar su destino, que el socialismo impuesto por nuestro comandante eterno, es una necedad, perdón, necesidad histórica inaplazable. Cualquier vestigio o signo de resistencia debe ser aplastado sin demora. Esta resolución dará a nuestros valientes soldados la capacidad de responder con la debida brutalidad ante la afrenta de ese poco de muchachos mal vestidos y tapados con franelas. Como puedo permitir yo como que mis hombres y mis hombras, sean maltratados por una caterva de tirapiedras. Como le explico yo a la esposa de un soldado, que su tobillo fue lastimado mientras en el cumplimiento de su deber rompía las costillas de un andrajoso estudiante; como le explico yo al esposo de una soldada que la fractura triple en su muñeca se debió a la insistencia de esta en golpear con su casco la cara de una bailarina. Eso es inaceptable. Mis hombres y mis hombras deben tener la facultad de actuar con toda la fuerza necesaria. Ante un grito destemplado un Kalasnikov, ante una piedra una ametralladora y ante esos manitos blancas marisconsones, ¡UN TANQUE!... Eso es proporcionalidad”.

El asistente emocionado imprime la resolución ya terminada en una moderna impresora Made un USA colocada debajo de un cartel que tiene dibujados los ojitos del difunto barines con un texto en rojo que dice “YANQUIS GO HOME”.

El Zuper-Ministro revisa el histórico documento, e insuflado por los espíritus de los babalaos lo firma. El asistente coloca un sello indicando que el documento es emitido por el Zuper, y un número consecutivo 86 y pico. Lo inserta en un sobre blanco, y lo sella. Luego llama a uno de los efectivos en servicio, para que haga llegar el sobre al responsable de su inserción en la Gacetilla Gubernamentosa.

El Zuper-Ministro toma una botella de Johnnie Walker Green Label, comprada recientemente en el aeropuerto de New York y sirve en dos vasos de cristal la gloriosa bebida anti-imperialista. En alto los dos oficiales brindan por el destino de la República y por las batallas futuras.

QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA

Alexander Acosta Guerra

Miércoles 4 de febrero de 2015, siendo las 7:46 pm

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