lunes, 11 de agosto de 2014

EN POCAS PALABRAS

Yo quiero vivir en ese país que aparece en las propagandas, yo quiero vivir en esa Maracaibo de progreso que promocionan tanto rojos, como rosados que dicen ser azules.

Hace ya un año decidí en conjunto con otros marabinos enfrentar el desgobierno que rige más no dirige los destinos de mi ciudad, pues su nefasta gestión ha convertido la otrora ciudad que iniciaba su progreso, en una ciudad sucia y olvidada.

Es lógico entender por qué la ciudad está sucia y olvidada. Maracaibo es dirigida por un consorcio familiar cuyo principal líder salta entre Perú, Panamá y Miami. Este señor, otrora Alcalde, otrora Gobernador, dirige la ciudad a través de su esposa, elegida por un pueblo que no sabe lo que tiene, y no sabe lo que quiere.

Algunos dirán con ceño fruncido que cualquier “ataque” a la Unidad, es una traición inaceptable. Bueno,  inaceptable es que quienes nos representan en la Unidad, no cumplan su compromiso de construir una Mejor Venezuela.

Cuando camino por las calles de mi ciudad, encuentro basura por doquier. Hablan de plazas “para el buen vivir”, en las que la grama amarillenta cede ante el primer contacto, donde el olor a orine espanta más que anima en pena, o malandro en quincena.

Recuerdo las propagandas con la voz oficial usada para propagar las mentiras de la Alcaldía, en las que el objetivo eran los estudiantes en protesta, tratados con dureza. Recuerdo como se intentó sin mesura desacreditar, ante el miedo al tirano, a un grupo de muchachos que protestaban con razón por su futuro, y también nuestro.

Claro, a la Alcaldesa y su familia, ante tanta riqueza personal, su futuro no les es problema. Su marido dirigiendo a distancia una ciudad que tiene años sin pisar, y ellos administrando el voluminoso erario municipal, que se malgasta en mucha propaganda y pocas obras.

Si en vez de desperdiciar tantos recursos vendiendo imagen, pues gestión no hay, se dedicaran a hacer alguna cosa bien, quienes caminamos por la ciudad lo notaríamos con alegría, y podríamos con nuevas energías salir a defender a la Unidad; sin embargo, sin gestión, sin obras, y con muchas mentiras, tratar de distinguir a un rojo, de un rosado que dice ser azul, se convierte en una labor de adivinación, para quienes lo que queremos es gestión.


Repito lo que dije en mi anterior artículo, “La Unidad como concepto nos llevará a construir la Venezuela que nos merecemos. La Unidad como está planteada y dirigida hoy, convalida a un régimen ilegitimado y solo nos garantiza más derrotas”.

QUE DIOS BENDIGA A VENEZUELA.

Alexander Acosta Guerra
10 de agosto de 2014

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